Hosteria “Las Balsas”
Memoria descriptiva del proyecto original y construcción de Las Balsas publicado en la revista “Arquitectura Andina”.

Cuando fuimos a ver el terreno que habían comprado Pinky y Ana lo primero que pensé fue: si acá no hago algo lindo, se levanta Bustillo de la tumbay me corre con una máquina de cortar el pasto, por toda Villa La Angostura.
La gran lucha fue sacarme de la croqueta todos esos años de diseño en la UBA, adonde no se podía decir “Yo hago porque me gusta”. Traté por to dos los medios de buscar palabras horribles para describir situacion lindisimas, quise intelectualizar los sentimientos mas simples, y no pude; me pasé de bando.
Avergonzado y dubitativo me jugué a tratar de lograr algo muy lindo sin que sea un disparate por adentro. Ahí vino la vieja discusión -formalismo contral funcionalismo- en realidad, lo que yo intento son las dos cosas juntas, o sea el formal-funcionalismo. Nunca entondi porque una casa, para que funciono bien, debe parecerse a un carburador. Tampoco me gustó la idea de que sea muy linda por fuera, con los antepechos a la altura de la clavícula.
En el estudio, con Pablo y Daniel hablamos mucho, en esos años, de lo que hicieron los colonos alemanes en el Llanquihue, sobre Bustillo, discutimos de las virtudes de la madera pintada, las ventajas del vidrio doblo, Justo por esas épocas caen al estudio Pinky y Ana, su mujer, con la idea de hacer la hostería, querían madera pintada, grandes ventanales, y lo peor, que fuera muy linda.
Por supuesto les pregunté qué les gustaba a ellos, y se jugaron con tres cosas insólitas, pero tengo que confesar que a mí también siempre rne habían gustado mucho: Chile, Bustillo y Victoria Ocampo. ¡Qué quilombo! -me dije- cómo justifico, cómo racionalizo, qué les digo a mis ex-docentes. Lo primero que sentí fue que yo no era yo, que nunca había sido de esta época, que lo que me pedían enganchaba perfecto con el lugar, coincidía con lo que sentía y siento por la región.
Nos pidieron 14 dormitorios, y pensé -viendo la bahía de Las Balsas- yo no puedo mandar a ningún flaco al muere mirando para el otro lado. Y entré al mundo de la arquitectura ferrocarrilera por el lado funcional, Los primeros croquis parecían el vagón de dormitorios de un tren de larga distancia. Todo debía mirar esa bahla, me repetía convencido, sin querer enfrentarme a la dramática realidad: que no tenía nada que poner del otro lado.
La primera decisión no fue correcta, me dije: “voy a hacer una hostería de un solo lado”, me alertaron -por suerte- que estaba forzando la realidad a límites insostenibles. Pensando y probando, apareció el acceso, los pasillos, los baños, los cuartitos para las sábanas, etc. y parimos el otro lado, logrando que todos los cuartos miren al lago. ¡Qué alivio!
Nos pidieron 14 dormitorios, y pensé -viendo la bahía de Las Balsas- yo no puedo mandar a ningún flaco al muere mirando para el otro lado. Y entré al mundo de la arquitectura ferrocarrilera por el lado funcional, Los primeros croquis parecían el vagón de dormitorios de un tren de larga distancia. Todo debía mirar esa bahla, me repetía convencido, sin querer enfrentarme a la dramática realidad: que no tenía nada que poner del otro lado.
La primera decisión no fue correcta, me dije: “voy a hacer una hostería de un solo lado”, me alertaron -por suerte- que estaba forzando la realidad a límites insostenibles. Pensando y probando, apareció el acceso, los pasillos, los baños, los cuartitos para las sábanas, etc. y parimos el otro lado, logrando que todos los cuartos miren al lago. ¡Qué alivio!
Otra lucha poco romántica fue el sector de servicios, o sea la cocina, depósitos, etc. Al principio pareció muy difícil, hasta que nos dimos cuenta, por sentido común, que no lo íbamos a poner, ni al frente, ni al costado, ni al lago; no nos quedó otro remedio que ponerlo al fondo. Le cruzamos un semicubierto para los autos y rematamos en la punta con una casita para el encargado, y un sector para que los chicos puedan jugar sin ser molestados. En síntesis y para que esto se parezca a una memoria descriptiva “adoptamos un partido en L”.
Sobre el lago la idea era armar un muelle con una especie de glorieta para tomar el té sobre el agua. Nos pidieron también, un restaurante al que pudiera ir gente sin estar hospedada. Nos jugamos con un pasillo en diagonal, con mucho miedo en los planos, y con dudas de que la escalera quedase escondida, pero quedó mucho mejor de lo que creíamos.
La torre fue un capítulo aparte en la historia de Las Balsas. Todos la queríamos, todos la imaginábamos. El primer problema con que nos topamos fue encontrarle una buena y rápida respuesta a la utilidad de semejante cosa; se pensó inmediatamente en una actividad lucrativa -lo que fortalecería su presencia-, no fue posible encontrar algo rentable en un octágono de tan diminutas dimensiones. Descartada la parte monetaria nos volcamos al justificativo cultural, Pablo entusiasta nos convencía: “es un lugar perfecto para que Pinky lea”, por dentro yo sabía que…
(el resto está ilegible en la versión escaneada)
RESUMEN DEL PROYECTO
PROPIETARIO:
Sr. Jorge Fernández Barrio y Ana Goñi
PROYECTO:
Arq. Guillermo Rey y Asoc.
ASOCIADOS:
Arq. Daniel Gallo
Arq. Pablo Velasco Suarez
CONSTRUCCION:
Sr. Gonzalo Detry
Arq. Ignacio Benavidez
DECORACION:
Sra. Delia Tedin
DATOS GENERALES:
Ubicación: Cabellera de la Berenice 445
Bahía de las Balsas, Villa La Angostura, Pcia, de Neuquén.
Fecha Proyecto: Otoño 1987
Fecha Construcción: 1988-1989
DATOS TÉCNICOS
Superficie Cubierta: 757,21 m²
Fundaciones: platea de fundación
Estructura: de hormigón sobre paredes portantes
Muros: de bloques de arena volcánica, revestimiento exterior de tingladillo de ciprés de 1″ x 6″
Carpinterías: de Raulí según diseño con termopaneles
Calefacción y Agua caliente: central, radiadores
Pisos: P.B. Cipres, P.A. Moquette
Cubierta: Tejuela de Alerce, sobre estructura de Ciprés
“Cuando fuimos a ver el terreno que habían comprado Pinky y Ana lo primero que pensé fue: si acá no hago algo lindo, se levanta Bustillo de la tumba y me corre con una máquina de cortar el pasto, por toda Villa La Angostura.”
A continuación podés descargar el pdf con la memoria desciptiva
